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sábado, 6 de julio de 2013

Carta de un ladrón a un señor

Madrid, 4 de Agosto de 2013

Estimada víctima de robo:

Ayer por fin forcé tu puerta. Llevaba días acechando tu edificio. Ya estaba perdiendo la paciencia: con esto de la crisis parecía que ningún vecino se iba a marchar de vacaciones. Y yo siempre apostado a la sombra de los tilos, con este calor implacable que castiga Madrid en agosto, vigilando el portal, anotando quién vive en qué piso, registrando cada entrada y salida, cada visita, cada movimiento fuera de lo habitual. Y por fin tú, vecino ocioso del Quinto derecha, te decidiste a hacer las maletas y partiste en tu Ford Fiesta con tu sombrilla, tu pelota de playa, tu señora pelirroja y toda tu prole llena de pecas y mocos.

Aquella misma tarde, a esa hora en que el mercurio de los termómetros amenaza con desbordarse, mientras duermen los vecinos, los policías, y hasta los pájaros, entré en tu apartamento. He de reconocer que, nada más abrir la puerta, me envolvió un sentimiento de desánimo. Sé reconocer las casas Ikea desde el primer vistazo. Correcta pero vulgar, esta era una de ellas, lo que significaba que debía olvidarme de encontrar nada de demasiado valor. Con la celeridad que me confiere la experiencia, reuní todo lo robable en pocos minutos. Nada del otro mundo: Un ordenador portátil, un par pendientes de oro, una gargantilla, algo de dinero y una cámara de fotos. No, rico no me haría, pero al menos sacaría para un par de buenas cenas en el "Rincón del Chef" una vez que lo hubiera vendido todo a Macaco, mi comprador del rastro.

Generalmente, tras "limpiar" la casa en cuestión, salgo de ella sin mirar atrás, cargando el botín en una mochila de colegial, saludando amablemente a algún vecino si es que nos cruzamos en el portal, ayudando a la viejecita del Segundo a bajar los últimos escalones o abriendo la puerta con mirada anhelante a la tía buena del Cuarto. Con el tiempo he descubierto que nadie sospechará de mí: ya nadie conoce a nadie en su propio edificio. Después me voy a otro barrio, me apuesto en la acera delante de un hermoso edificio residencial, bajo los tilos, siempre bajo los tilos, y repito el proceso: Espiar, entrar, robar, salir.

Sin embargo ayer algo me detuvo cuando estaba a punto de abandonar tu apartamento. Tras un cuadro del salón que, en última instancia, dudé en robar, más que por su valor por su belleza (representaba una armoniosa escena de playa), había una carta en que alguien había escrito con grandes letras: "A tí, ladrón". Instintivamente, me dí la vuelta de un salto, presto a la huída, sintiéndome descubierto. Después recuperé la razón. La casa estaba vacía. Nadie había allí conmigo. Sin embargo...esa carta...¿acaso era un juego de los niños? ¿iba en realidad dirigida a mí? ¿cómo podría nadie haber adivinado que yo...? Me senté azorado en el sofá. Abrí con manos temblorosas el sobre, blanco inmaculado, con aquellas palabras delatoras que tanto me habían perturbado. Comencé a leer:

"Querido ladrón,

Llevo semanas acechándote desde mi ventana. Te observo día tras día, mientras bostezas apostado bajo los tilos, siempre apuntando en tu cuaderno. ¿Quién si no un ladrón podría estar interesado en nuestro aburrido vecindario? Ayer te seguí hasta tu casa. Cúanto nos divertimos por la noche mi mujer, los niños y yo imaginándonos robando al ladrón. ¿Y por qué no? Así que hoy hemos hecho las maletas para marcharnos de ficticias vacaciones... Mientras lees estas lineas estamos vaciando tu precioso apartamento. ¡Esperamos que hayas disfrutado de tu robo! Nosotros sin duda, lo estamos haciendo. Por cierto, ni el ordenador ni la cámara funcionan. Y las joyas, por supuesto, son falsas."

Plegué el papel, con la mirada aún atónita. Después me rasqué la cabeza y me sacudió una incontenible carcajada. Todavía doblado por la risa, abandoné mi botín junto a la entrada, y cerré la puerta de tu casa tras de mí. Le lancé un piropo a la vecina del Cuarto (¡menudas piernas!) y salí del portal.

Cien años de perdón, amigo, cien años.

Ps. Te he regado los geranios.




2 comentarios:

Anónimo dijo...

Florecilla!
Has vuelto, y nosotros volvemos a leerte!
=,)
Un beso

palma dijo...

florecilla tiene razón, que bien que hayas vuelto!!!
Que lástima haber leido ya "Carta de un ladrón a un señor".....voy a sacudir mi cabeza a ver si olvido lo que he leido y puedo disfrutar de esta historia una y otra vez hasta que vuelvas a colgar una nueva....